La avenida Néstor Gambetta tiene motivos de sobra para presentarse recargada. A lo largo de sus 25 kilómetros –desde el Óvalo Centenario hasta el cruce con Zapallal– alberga a más de 40 industrias y almacenes de contenedores, es una de las vías de salida del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez y es ruta obligada para el transporte de la carga de exportación e importación de productos marinos del Terminal Portuario..
De acuerdo al estudio "Mejoramiento de Néstor Gambetta-Callao", a la altura de la Refinería La Pampilla se presentan serios problemas de "desgaste de superficie de rodadura, señalización, iluminación, problemas con algunas alcantarillas que provocan constantes aniegos en la vía y dificultas para los vehículos de carga en las curvas, por su tamaño reducido".
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Según pobladores de la zona, son justamente las malas maniobras de giros que realizan los conductores las que ponen en constante peligro la vida de sus hijos menores. "Muchas veces dejamos solos a nuestros niños porque debemos salir a trabajar y ellos, como no miden el peligro, ven los carros girando lento y aprovechan para cruzar la pista. Tenemos miedo, porque así han atropellado a varios chicos, los choferes se fijan más en cómo están doblando que en quién está por el camino", se quejó la vecina Dora Chávez.
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Ante estas condiciones inseguras, el plan de mejoramiento de la arteria incluye también la instalación de cruces peatonales en diferentes puntos, para evitar que la ampliación de las vías sea un motivo más para elevar el índice de accidentes en dicha zona del Callao.
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Tal como lo indica el programa a efectuarse, "la avenida Néstor Gambeta muestra un alto grado de saturación de sus principales intersecciones, por la naturaleza mixta del tránsito que la compone: vehículos de transporte público, privado, de carga, además de un número muy alto de mototaxis de servicio local, que responden a la demanda peatonal por la dificultad del tránsito".
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La República hizo un recorrido por la zona poblada que colinda con la avenida y halló que si bien algunos pobladores estaban informados sobre el proyecto vial, pensaban que se tendría que expropiar algunas de sus viviendas.
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En caso de haber sido de esta manera, moradores como Efraín Cana Erencia y Alfonso Huanta no hubieran permitido que se efectúe esta medida. "Estamos de acuerdo con la obra porque hay muchos accidentes, pero siempre y cuando abarquen el terreno de las chacras y no nuestras casas", manifestó el primer vecino mencionado.
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Luis Sattui aseguró que así sería: "las familias de ninguna manera serán reubicadas, el plan comprende coger un kilómetro de chacras".
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Ese tramo, según dijo, bastará para tener en total los seis carriles planeados, la berma central, las veredas y un espacio adicional de diez metros de ancho para el libre tránsito del tren.
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