De la hipérinflación y el caos económico de los 90, la nación inca pasó a una inflación de menos de 4% y un superávit fiscal del 2,5% del PIB.
Una buena parte de las prendas de vestir de marcas tan reconocidas como Lacoste, Adidas, Guess, Zara, Polo Ralph Lauren, Perry Ellis, Tommy Hilfiger, Armani, Calvin Klein, Nautica, Oakley, New Balance, Reebok y Vanity Fair que se venden en América Latina, y en el mundo, ya no tienen el Made in China o Made in Vietnam en la marquilla. Ahora son Made in Perú.
Este es apenas un ejemplo de lo atractivo que este país se ha vuelto para la inversión extranjera de marcas mundialmente famosas, que han ubicado o contratado la producción en ese país. Pero también es una muestra del fuerte impulso que ha registrado la economía peruana, que lleva 80 meses de continuo crecimiento y que en el 2007 tuvo un repunte del 9 por ciento, solo comparable a nivel mundial con China.
El resurgimiento del país inca como una de las economías de mayor progreso en el mundo en la última década no ha sido fortuito y tiene como sustento el "aprender del pasado", como lo dijo a EL TIEMPO el agregado económico de la Embajada de ese país en Colombia, Eduardo Bernales.
Los horrorosos 80
Tras una década fatal, en los años 80, coronada con una inflación del 7.650 por ciento en 1990, precisamente cuando finalizaba su primer mandato el actual presidente, Alan García, los peruanos emprendieron varias reformas para poner la economía en orden.
Apertura, disciplina fiscal, lucha contra la hiperinflación, así como normas para que el Estado fuera más eficiente y manejara los sectores que son estrictamente necesarios, fueron los principales platos del menú de reformas puestas en marcha y que han comenzado a dar frutos, según el diplomático peruano.
Perú crece a tasas por encima del 5 por ciento, consolida una inflación por debajo del 4 por ciento, tiene superávit fiscal del 2,5 por ciento del PIB y presenta una inversión privada de 20.578 millones de dólares al año.
Estas cifras también están complementadas con unas exportaciones de 27.600 millones de dólares el año pasado, 2.300 millones menos que Colombia, aunque con una población 16 millones de habitantes inferior a la de nuestro país.
En este sentido, José Wynne, economista y analista independiente para Perú de Citi Emerging Markets, le dijo a EL TIEMPO que tras la aprobación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, el país ofrece garantías para inversión extranjera directa, la cual aportará tecnología que sería imposible de adoptar por empresas locales.
La diversificación de exportaciones de alto valor, sin tener en el petróleo uno de sus fuertes, ha sido una de las claves del éxito peruano.
Un algodón sin competencia
Así mismo, Perú se precia de producir el mejor algodón de fibra del mundo: la variedad pima, que aparte de generar exportaciones, desde hace varios años también ha llamado la atención de grandes multinacionales de ropa para contratar parte de la producción en el país andino.
Todo esto sin contar el fuerte potencial en turismo, con 1,8 millones de visitantes al año y atractivos como los 10 sitios que son patrimonio cultural de la humanidad, así como una de las nuevas maravillas del mundo moderno: Machu Picchu.
Así mismo, el país ofrece un paquete de atractivos fiscales y administrativos para los inversionistas, como estabilidad del régimen del Impuesto a la Renta, derecho de usar el tipo de cambio más favorable disponible en el mercado, un régimen de libre disponibilidad de divisas y del derecho de libre remesa o envío de utilidades, dividendos y regalías, entre otras.
Hace tres semanas la firma calificadora internacional Fitch Ratings le otorgó la nota BBB- (triple B menos) lo que representa un aval para que grandes inversionistas lleven sus recursos al país y los coloquen con un riesgo moderado.